publijonuta
RAMON SANCHEZ.
Jonuta,Tab.- Para quienes fueron testigos del embate de la fuerza de la naturaleza, aquel 28 de marzo de 1982, es un tanto difícil olvidar los días que pasaron, a raíz de la erupción del volcán Chichonal, donde a 29 años de distancia de la desgracia en el poblado Ostuacán, Chiapas, esta demarcación como en todo el estado de Tabasco, se sintió la manifestación del mismo, ya que cayó una gruesa ceniza y hasta los estruendos se sintieron que mantuvo por varios días paralizada toda actividad y aun está presente en la mente de muchos jonutecos.
Los narradores en su mayoría coincide, cuántos años han transcurrido; por lo tanto aquí una anécdota del cronista de la ciudad, Omar Huerta Escalante, quien en la entrevista nos hizo saber que antes de la erupción del cráter, muchos ya sabían que podía ocurrir, o al menos tenían nociones, decía que habría erupción, sin embargo nadie lo creía.
Narró que un domingo 28 de marzo de 1982, la mayoría de; los habitantes estaban descansando, pues era domingo, luego más tarde, los que son católicos, se disponían ir a la iglesia del “Señor de la Salud”, pero que desde sus hogares fueron fieles testigos de cuando caía la ceniza y a pesar de la distancia que existe donde se ubica el volcán, en la ciudad de Jonuta se pudieron escuchar los truenos; algunas personas gritaron salieron de sus casa y se fueron a refugiar a la iglesia, cuando eran las 8 de la mañana y en las calles ya estaban “forradas” de la ceniza del volcán, algunos no crían el hecho.
Muchos que no habían ido a la iglesia llegaron corriendo y veían que no amanecía, presenciaron como la ceniza gruesa precipitaba del cielo y a lo lejos se escuchaban los estruendos; la mayoría pensó podrían quedar sepultados junto con sus hogares, por lo que se mantuvieron alertas y despiertos, no durmieron, pero alrededor de las 12 de la noche todo continuaba igual, “un servidor salí a la calle y todo estaba cubierto de ceniza.
Dijo que una gran número de personas salieron a las calles, los adultos asustados que vieron como la ceniza tapizo todo el cielo y mantuvo por varios días oscuro sin que se “asomara “el cielo; para los niños todo esto era un juego, mientras que muchos otros tomaron la decisión de regresar a la iglesia y orar, porque hasta este municipio se pudo escuchar los truenos de la erupción del citado volcán.
Ahí el sacerdote, agregó, se encargaba de meter al curato a niños y mujeres, los hombres se quedaron afuera en la calle, protegiéndose con bolsas de nailon; fue una semana que aquí no amanecía todo se mantuvo oscuro, se pensó que pasaría, pero cuando el cráter dejo de hace erupción todo volvió a la normalidad, sin haber desgracias que lamentar.
Para finalizar Huerta Escalante preciso que aquel 28 de marzo de 1982, es algo que no es fácil de olvidar, al ver correr a la gente buscando refugio; “unos a otros nos mirábamos”, nos dice, no se sabía qué cuando caía la ceniza, algunos pensarían que era el fin del mundo, quedando gravada en la mente de muchas familias jonutecas.
